"Corresponde en el momento actual a los partidos socialistas y afines de América Latina llevar a cabo en nuestros países semicoloniales las realizaciones económicas y los cambios jurídicos que en otras partes ha impulsado y dirigido la burguesía. Las condiciones anormales y contradictorias en que nos debatimos, determinadas por el retraso de nuestra evolución económica social en medio de una crisis al parecer definitiva del capitalismo, exigen una aceleración del proceso de la vida colectiva; tenemos que acortar las etapas mediante esfuerzos nacionales y solidarios para el aprovechamiento planificado del trabajo, de la técnica y del capital que tengamos a nuestra disposición.
El proceso material, en naciones más favorecidas, ha sido el efecto del espontáneo juego de fuerzas vitales y sociales en tensión creadora. Entre nosotros, tendrá que ser el resultado de la organización de la actividad colectiva, hecha con un criterio técnico y dirigida con un propósito social. El giro de los sucesos mundiales y la urgencia de los problemas internos no dan ocasión para esperar. Por ineludible imperativo de las circunstancias históricas, las grandes transformaciones económicas de la revolución democrático-burguesa (reforma agraria, industrialización, liberación nacional) se realizarán en nuestros países latinoamericanos a través de la revolución socialista". (El subrayado es nuestro).
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