A mediados de 1976, según cálculos oficiales, el desempleo superaba el 23% (50% en algunos sectores). Las cifras del paro siguen siendo muy altas, a pesar de la "recuperación económica" de los últimos años. En un informe con fecha 6 de julio de 1978, el presidente del Banco Central de Chile, Alvaro Bardon, intenta demostrar que ha habido una cierta mejora a este respecto. Da las siguientes cifras del desempleo en Santiago en los últimos años:
Junio 1972
2,3%
Junio 1973
2,3%
Junio 1974
7,5%
Junio 1975
12,0%
Junio 1976
13,4%
Junio 1977
10,2%
Junio 1978
9,4%
.. y añade la siguiente división por actividades de los obreros y cesantes en el gran
Santiago en junio de 1978:
Área
Cesantes
Ocupados
Industria
84.900
325.000
Construcción
25.900
77.500
Otros
3.500
20.000
Servicios
61.400
725.600
Otros
8.500
5.300
Este banquero conservador afirma, de manera triunfalista, que "nos acercamos a niveles normales, como son los del año 1969" (el subrayado es nuestro). Según datos publicados en una encuesta de un departamento de la Universidad de Chile, comparando datos de 1974 y 1977, el nivel de desempleo aumentó de 9’7% al 13’2%, y los parados, del 6’1% al 9’9%. No obstante, las cifras oficiales son una falsificación de la auténtica realidad. Según un grupo de diputados del SPD alemán que visitaron Chile recientemente, el auténtico nivel de paro en estos momentos puede oscilar en torno al 30%, y no el 12-13% que dice el gobierno.
Una cosa está fuera de duda: la clase trabajadora chilena vive en unas condiciones totalmente insoportables de miseria, hambre y paro. La caída de sectores de la población en unas condiciones de subproletarización se demuestra por el aumento de la prostitución y la mendicidad en todas las poblaciones del país. Todas las conquistas económicas y sociales de la Unidad Popular quedaron destruidas el 11 de septiembre. El aumento constante de la inflación (aunque a un ritmo menos acelerado, por las razones anteriormente explicadas) hace el coste de la vida insoportable para la clase obrera.
A pesar de todas las medidas económicas del gobierno, la economía chilena sigue en un callejón sin salida. De hecho, los "métodos de Chicago" han agravado la situación, aumentando el desempleo y la miseria, destruyendo el mercado interior y minando la base de la industria nacional.
Las perspectivas para el capitalismo chileno no son nada halagüeñas en estos momentos. El déficit comercial exterior era de 196 millones de dólares en el primer semestre de 1978, con un aumento de las importaciones y un descenso de las exportaciones. Los mercados más importantes para las exportaciones chilenas son Brasil, EEUU y Argentina. En estos momentos, el gobierno chileno está en conflicto con todos estos países. En el caso de Argentina, las tensiones han llegado a la ruptura de relaciones políticas y económicas. La inestabilidad de la Junta se traduce en una crisis de confianza de la burguesía chilena, cuyo reflejo más claro fue una bajada de los valores bursátiles en un 2% en una sola semana de junio de este año. Según el presidente de la Bolsa de Santiago, en una entrevista en La Segunda, confesó que la caída de la Bolsa fue "el reflejo de la situación política interna y externa de nuestro país". Todo esto demuestra el nerviosismo de los capitalistas chilenos, su falta de confianza y su pesimismo ante el futuro.
El régimen bonapartista de Perón en la Argentina duró muchos años y logró una base de apoyo de masas gracias a los sindicatos peronistas y al auge económico de la posguerra, que estimuló la demanda de los productos argentinos (carne de vaca) en los mercados mundiales. Pero el régimen de Pinochet ha surgido, precisamente, al mismo tiempo que la recesión internacional y el colapso del precio del cobre. Los años 1972-74 eran años de récord para el precio de este producto. El precio del cobre cayó estrepitosamente en 1974-75. En los últimos dos años ha habido una ligera recuperación, pero todavía no ha alcanzado el nivel anterior. El periódico londinense The Times (4/4/78) comenta:
"En términos reales, los ingresos del cobre están a su nivel más bajo, y la primera auténtica evidencia de reducciones masivas de la producción ahora está surgiendo a la luz".
Los principales países productores de cobre, organizados en la CIPEC, están reduciendo la producción para mantener los precios. Pero Chile, el país que más cobre exporta, se negó a entrar en la CIPEC. Se ve que la Junta tiene miedo de una reducción drástica de la producción de cobre, por los efectos sociales que podría tener. EEUU sigue siendo el mercado más importante para el cobre chileno. Paradójicamente, EEUU, además de ser el país que más cobre importa, es también el país que más cobre produce. El problema es que el cobre "made in USA" es caro y poco competitivo. Los monopolios del cobre afincados en EEUU están presionando sobre Carter para restringir las importaciones de países tercermundistas. Estas tendencias proteccionistas van a tener consecuencias catastróficas para Chile. La devaluación, de hecho, del dólar estadounidense en los últimos meses es una medida proteccionista disfrazada que va a tener repercusiones muy graves para las exportaciones y la economía chilena en general en los próximos meses.
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