lunes, 8 de septiembre de 2008

Los "buenos consejos" de Frei


En el mismo artículo, Frei adopta su postura de siempre, de "interlocutor entre las clases": "El retorno a la democracia no sólo es resistido por sus enemigos confesos y declarados, sino también por sectores del país que, creyendo en el régimen democrático, temen que éste signifique volver al pasado y repetir los básicos errores que condujeron a su caída (...) por otra parte, sectores que pertenecen al gobierno temen que su salida provoque un clima de persecuciones, revanchismo y odios en su contra".


Frei pretende tranquilizar a la burguesía, que aunque no le importaba prescindir de los servicios de Pinochet, que cada vez sirven para menos, está atemorizada por la idea de una nueva edición del gobierno Allende, con nuevas nacionalizaciones y expropiaciones de las tierras, con la consecuente radicalización de las masas. Por otra parte, este gran representante de la moralidad cristiana asegura a los torturadores, violadores y asesinos de la Junta que no se pretende en absoluto crear un clima de "persecuciones, revanchismo y odios en su contra". En otras palabras, el retorno a la "democracia", propugnada por la DC significa, en primer lugar, una garantía firme de respeto a la propiedad de los grandes monopolistas y los latifundistas, y un perdón general para todas las bestias fascistas que durante los últimos cinco años han convertido Chile en un infierno para las familias obreras y campesinas.


Hipocresía de los democristianos

Mientras Frei da sus "buenos consejos" a la oligarquía y la Junta, su partido predica a las masas oprimidas, con el auténtico espíritu de Poncio Pilatos: "La DC, inspirada en la no violencia [¿también el 11 de septiembre?] impulsa a los chilenos a recuperar la plenitud de sus derechos [¿quiénes participaron en su destrucción?], a restaurar las instituciones democráticas básicas [en primer lugar, el ‘pan de cada día’ del grupo parlamentario democristiano] y a trazarse una perspectiva de convivencia sin odios ni venganzas [eso es: nos detienen, nos torturan, nos matan con balas y con hambre, y nosotros a mirar para otro lado]".


Este tipo de declaraciones deberían llenar de indignación a cualquier obrero. No obstante, parece ser que hay ciertos dirigentes del movimiento obrero que se toman las palabras de Frei y compañía muy en serio. Los dirigentes del Partido "Comunista" de Chile, aunque parezca mentira, tienen como punto fundamental en su estrategia para Chile una alianza... con la Democracia Cristiana.


Los dirigentes del PCCh, y sus amigos en el Kremlin, tienen un enorme interés en lavar la imagen "democrática" de los democristianos. En los últimos cinco años han empleado sus considerables medios de propaganda para evitar que el movimiento obrero, tanto en Chile como internacionalmente, sacase las conclusiones correctas de la experiencia del gobierno de la UP. Radio Moscú, a través de su programa "Escucha, Chile", hace unos esfuerzos tremendos para pintar a los democristianos con los colores más atractivos.


Gracias a estos elementos, los democristianos lograron puntos claves en el movimiento sindical en Chile tras el 11 de septiembre. La dirección del PCCh considera a esta gente como "aliados democráticos" en la lucha común contra Pinochet. Pero, ¿qué actividades concretas realiza esta gente? ¡Frei se entrevista con la Comisión de Derechos Humanos de la ONU! Este tipo de actividades no plantea demasiados problemas para un político "responsable". Los militantes socialistas y comunistas sufren en los campos de concentración, los obreros y campesinos se mueren de hambre y los mineros luchan heroicamente contra el gobierno y los patronos. Y Frei se sienta en un cómodo despacho, en Santiago, para charlar un rato con los señores de la ONU ¡Y ésta es la propuesta de ón de trabajo" entre la clase obrera y los políticos liberales de la burguesía! Desde Venezuela, la Democracia Cristiana hace llamamientos para la creación de un "movimiento nacional para la restauración de la democracia". Pero al mismo tiempo, plantean una transición gradual, sin "métodos armados, conspiradores o clandestinos". Ésta es la tónica general de la DC.


Una cosa está clara: si dependiese sólo de estos señores, la dictadura de Pinochet duraría hasta el año 2000. Y, no obstante, una gran parte de los antiguos dirigentes de la UP, sobre todo los dirigentes del mal llamado Partido Comunista, insisten en una alianza con la DC como la única forma de acabar con la dictadura. Han sacado las conclusiones más erróneas de la experiencia de la UP. Son como los Borbones en Francia, que no aprendieron nada y lo olvidaron todo. La línea que propugnan -mil veces peor que la política anterior- sólo conduciría a nuevos fracasos y nuevas derrotas sangrientas para la clase obrera chilena.

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