martes, 9 de septiembre de 2008

El ascenso del movimiento obrero y la Revolución Rusa


Por otra parte, el auge de la economía chilena conllevó el desarrollo de la industria y de la clase obrera, motivando que masas de campesinos pobres emigraran a las ciudades. En 1907, el 43,2% de la población vivía en centros urbanos; en 1920, había subido al 46,4%. El 14% de la población total del país vivía en la capital, Santiago. Este proceso acelerado de proletarización condujo a los primeros intentos de organizar a la clase obrera, empezando en el terreno sindical.


Ya a principios de siglo, Luis Emilio Recabarren encabeza el proceso de organización en las minas de nitratos. Más tarde, en 1910, se forma la Federación Obrera Chilena (FOCh). Dos años después, Recabarren intenta dar la primera expresión política al movimiento obrero chileno, con la formación del Partido Obrero Socialista (POS) en Iquique.


Pero fueron los acontecimientos que siguieron a la I Guerra Mundial, sobre todo la Revolución rusa, los que provocaron una enorme radicalización de la joven clase obrera chilena. La recesión mundial que empezó en 1918 provocó una caída de los precios del cobre y los nitratos. Todas las contradicciones sociales ocultas en el período anterior surgieron a la superficie. Entre 1913 y 1923, los salarios reales de los trabajadores se redujeron un 10% a consecuencia de la inflación. La importancia de este período de radicalización quedó demostrada por la ola de huelgas que hubo entre 1911 y 1920: se contabilizaron 293.


Pero el acontecimiento clave en el proceso de toma de conciencia de los trabajadores chilenos fue la Revolución de Octubre. En un ambiente generalizado de radicalización, el POS se declara a favor de la Revolución rusa y en 1922 acepta las 21 condiciones para ingresar en la Internacional Comunista, cambiando su denominación por la de Partido Comunista de Chile (PCCh).


En los años siguientes, la sociedad chilena vivió una crisis permanente a todos los niveles, lo que daba enormes posibilidades para el triunfo de la revolución socialista. Las ilusiones de las masas en los políticos "progresistas" de la burguesía se vieron frustradas tras las elecciones de 1918. El gobierno de la Alianza Liberal de Alessandri Palma demostró su total incapacidad para solucionar ni uno solo de los problemas de la clase obrera.


Los trabajadores aprendieron, mediante una experiencia amarga, a desconfiar totalmente de los políticos "liberales" de la burguesía. El poder económico permanecía en manos de los monopolios y los terratenientes. La crisis económica iba de mal en peor. Con el creciente control imperialista de la economía, quedó patente para todos que la burguesía chilena no era más que la sucursal local de los capitalistas extranjeros.

La inestabilidad política se vio reflejada en una serie de golpes de estado y en el cambio de Constitución en 1925.


La recesión mundial de 1929 golpeó duramente a Chile, obligándole a abandonar el patrón oro y repudiar la deuda exterior. Ese año, la producción minera sólo alcanzó el 52% del promedio del período 1927-29. El desempleo aumentó masivamente. De los 91.000 mineros que había en 1929, sólo quedaban 31.000 a finales de 1931.

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