La única forma de desarmar a la reacción y aplastar la resistencia de los grandes terratenientes hubiera sido armar a los campesinos pobres, organizándolos en comités de acción para ocupar las tierras, con el apoyo del gobierno. Ante un movimiento poderoso de las masas armadas, los terratenientes y sus matones hubiesen sido derrotados, con un mínimo derramamiento de sangre. De hecho, esta era la única vía posible para defender las conquistas obtenidas por las masas con
Indudablemente, cualquier movimiento revolucionario, sobre todo por parte de las capas más oprimidas y atrasadas de la población, siempre tiende a "pasarse" y, hasta cierto punto, estos "excesos" son inevitables. También puede ser cierto que algunos grupúsculos ultraizquierdistas se aprovecharan del movimiento espontáneo de los campesinos para aumentar su influencia. Pero la responsabilidad por esta situación es totalmente de los dirigentes de
La mejor forma de evitar abusos y "excesos", minimizar la violencia y la sangre y asegurar la transferencia más pacífica y ordenada posible de los latifundios a los campesinos pobres era que los mismos dirigentes obreros, en vez de denunciar estas "acciones ilegales" y mandar a la policía para "restablecer el orden", se hubiesen puesto a la cabeza del movimiento de las masas, dándole un carácter organizado.
Jacques Chonchol, en el artículo anteriormente mencionado, intenta minimizar la importancia de los consejos campesinos. Sin embargo, él mismo explica las razones que impidieron la potenciación y generalización de estos organismos de poder popular en el campo:
"Buscando su ampliación para hacer participar a estos grupos, se inició además una lucha política entre
¡Una afirmación increíble! Algunos de los dirigentes de
Desde el primer momento los dirigentes de
"Además de esto, las limitaciones jurídicas del gobierno le impedían dar a los Consejos Campesinos, si no era a través de una ley que no tenía posibilidades de hacer aprobar por ser minoritario en el Parlamento, fuero para sus dirigentes y financiamiento para su trabajo" (Chile-América, p. 32).
El carácter utópico de la idea de la utilización del viejo aparato burocrático del Estado burgués para llevar a cabo la reforma agraria queda reconocido implícitamente, aunque con pocas ganas, en las siguientes palabras de Chonchol, que admite que los "Consejos Campesinos" a menudo chocaban con la resistencia del aparato burocrático:
"De igual modo, uno de los problemas que el gobierno de
"Varios intentos se hicieron durante el gobierno de UP para lograr este objetivo, pero, en definitiva, las limitaciones legales, la resistencia de la burocracia a cambiar sus hábitos, la diferencia de clases entre los burócratas y los campesinos, la ubicación urbana de gran parte de esta burocracia agraria y las luchas partidistas impidieron avanzar de un modo significativo en la transformación de la burocracia tradicional en un cuerpo más orgánico (?) y eficiente al servicio del proceso de la transformación agraria". (Chile-América, p. 33, el subrayado es nuestro).
Todos los argumentos de Chonchol demuestran claramente la imposibilidad de llevar a cabo un cambio radical e irreversible de las relaciones sociales en el campo chileno a no ser como consecuencia de la lucha revolucionaria del campesinado armado contra la contrarrevolución y la organización de los consejos campesinos, estrechamente vinculados con los sindicatos campesinos y las organizaciones de la clase obrera en las ciudades.
Pero a pesar de todo, por las presiones de las masas (ya antes del 1 de enero de 1971 hubo entre 250-300 ocupaciones "no oficiales"), el gobierno de
"En estas circunstancias, el gobierno de
Las medidas tomadas por el gobierno Allende en beneficio de las masas de obreros y campesinos provocaron una enorme ola de entusiasmo popular, claramente reflejado en los resultados de las elecciones municipales del 4 de abril de 1971 (ver cuadro 2)
Mientras que en las elecciones presidenciales Allende sólo obtuvo el 36,3% de los votos, ahora los partidos de
La ola de radicalización en el país tuvo su expresión en el surgimiento de incipientes órganos de poder obrero en las fábricas y en los barrios obreros. En el campo hubo intentos, por parte de los campesinos pobres, de ocupar tierras. Este fermento en las masas populares también sacudió a los partidos tradicionales de la clase media, provocando una serie de convulsiones y escisiones en su seno. Siete diputados de
De hecho, la correlación de fuerzas en el parlamento no era más que un pálido reflejo de la enorme fortaleza del movimiento obrero y campesino en aquel momento. Todas las condiciones objetivas para la transformación pacífica de la sociedad chilena estaban dadas. La clase dominante estaba desmoralizada y vacilaba. El movimiento de las masas estaba en auge, y de hecho ya había dejado muy atrás los esquemas reformistas de las direcciones obreras. La clase media, y sobre todo el campesinado, miraba con esperanza hacia el gobierno. Los dirigentes socialistas y comunistas ocupaban puestos claves del gobierno y la administración pública. Tenían la ventaja de ser el gobierno legítimo del país, lo que facilitaba la tarea de la revolución socialista de cara a las masas más atrasadas de la clase media. Incluso en las fuerzas armadas,
En esta situación, surgieron elementos de doble poder en la sociedad chilena:
"En este punto es muy importante destacar que la contradicción fundamental está dada por la aspiración del poder popular de las masas expresadas en los llamados comandos comunales, cordones industriales, asambleas populares, formas de control de abastecimiento de alimentos, consejo de administración de empresas, etc." (45 aniversario del PSCh, p. 17).
No obstante, los dirigentes del movimiento obrero dejaron todas las palancas del poder en manos de la clase dominante. No se atrevieron a tocar el ejército y la policía. "
El gobierno tenía poderes legales para convocar un plebiscito y unas nuevas elecciones legislativas, que sin duda alguna hubieran significado una victoria decisiva para los partidos obreros. Pero en un momento tan favorable, los dirigentes de
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