martes, 9 de septiembre de 2008

¿Qué tipo de régimen?


Toda la historia demuestra que no hay nada peor para la clase obrera que claudicar sin lucha. Viendo la paralización de sus organizaciones en el momento de la verdad, las masas caen en una profunda desmoralización. Una derrota después de una lucha heroica, como la Comuna de París o la Revolución de Asturias en 1934, tiene efectos menos dañinos, al dejar una tradición sobre la cual las próximas generaciones pueden reconstruir el movimiento.



El ejemplo más terrible de este proceso fue Alemania en 1933. Utilizando casi los mismos argumentos que los dirigentes de la UP, los dirigentes de la socialdemocracia alemana dejaron a Hitler subir al poder "sin romper un cristal", como él mismo comentó después. ¿Cuáles fueron los resultados de la actitud pacífica y conciliadora de los dirigentes obreros en Alemania? El movimiento obrero alemán -anteriormente el más poderoso del mundo- se desintegró totalmente de la noche a la mañana. El desánimo y la desorientación de la clase obrera alemana, a consecuencia de la política miope de sus dirigentes, son la explicación más fundamental de su pasividad bajo la tiranía hitleriana y de la casi total ausencia de una resistencia organizada contra los nazis en Alemania, contrariamente a lo que aconteció en otros países.


Tras el golpe del 11 de septiembre, mucha gente caracterizó el régimen de Pinochet como fascista. Y, de hecho, los métodos empleados contra la clase obrera por la Junta -los asesinatos, las torturas, los campos de concentración- son los mismos métodos empleados en el pasado por Hitler, Mussolini o Franco.


Pero entre Chile y Alemania, sin embargo, hay diferencias fundamentales. En primer lugar, las condiciones en Chile en vísperas del golpe eran mucho más favorables para el movimiento obrero que en Alemania. La clase obrera alemana había sufrido ya una serie de derrotas muy graves entre 19l9 y 1933. Por el contrario, en Chile los trabajadores habían derrotado varios intentos contrarrevolucionarios en los meses anteriores y el 4 de septiembre, sólo una semana antes del golpe, habían hecho una nueva demostración de su voluntad de lucha.


Pero la diferencia fundamental fue que Hitler se basaba en un movimiento de masas, el "nacionalsocialismo", que contaba con el apoyo activo de millones de pequeño-burgueses frustrados y centenares de miles de lúmpenes armados y organizados en las SA ("camisas pardas"). Es precisamente esta base de masas la que distingue al fascismo de otras formas de reacción, por muy violentas y sangrientas que éstas sean. El objetivo del fascismo es la total destrucción de las organizaciones obreras, la erradicación completa de los embriones de la nueva sociedad en el seno de la vieja. Pero los instrumentos normales del Estado burgués no bastan para esta tarea. La base del Estado es demasiado estrecha para lograr la total atomización del proletariado. Para conseguirlo, es necesaria una base de masas entre la población: por eso el fascismo se caracteriza, en un primer momento, por ser un movimiento de masas de la pequeña burguesía, que "se vuelve loca" como resultado de la crisis del capitalismo y, perdiendo confianza en la capacidad de la lucha obrera para ofrecer una alternativa viable, busca una salida en el fascismo, con su demagogia radical y su "socialismo nacional". Es esta base de masas la que da una relativa estabilidad a un régimen fascista y permite la total destrucción del movimiento obrero (en Alemania, clausuraron hasta los clubes de ajedrez de los trabajadores). El fascismo duró 12 años en Alemania, 20 en Italia y casi 40 en España, si bien es verdad que finalmente, el régimen franquista se había convertido en una dictadura policiaco-militar que se sostenía por la inercia temporal de las masas.


El régimen de Pinochet nunca tuvo una base de masas comparable a los regímenes fascistas tradicionales. Grupos fascistas, como Patria y Libertad, sembraban el terror y la confusión, pero fueron minoritarios. No jugaban ningún papel independiente, eran meros chacales de la reacción que preparaban el camino para la intervención militar. Eran ni más ni menos que un arma auxiliar del Estado burgués. Ni siquiera llegaron a tener la misma fuerza que la Falange Española en los años 30.


Es verdad que cuando se produjo el golpe de Estado, un cierto sector de las capas medias, golpeadas por una inflación que superaba el 300% y desmoralizadas por la política del gobierno de la UP, miraban con una cierta simpatía hacia los militares, de quienes esperaban una solución a sus problemas económicos. Pero en ningún momento este apoyo pasivo se puede comparar con los movimientos fascistas de los años 30. El golpe de Pinochet fue un golpe militar con las mismas características que muchos otros golpes de Estado, pero con una diferencia terrible: su carácter particularmente sangriento y salvaje fue algo nuevo, incluso en América Latina. La explicación de este hecho consiste en el miedo que había tenido la clase dominante con el gobierno de Allende, que bajo la presión de las masas había llegado mucho más lejos de lo previsto. Los capitalistas y terratenientes se vengaron de una forma terrible con el fin de "darles un buen escarmiento". Por otra parte, la propia fuerza del movimiento obrero hizo que la burguesía, para doblegarlo, tuviese que llevar a cabo una represión más sangrienta y masiva que en otros países.

No hay comentarios: