martes, 9 de septiembre de 2008

Fundación del Partido Socialista


Como consecuencia de la ausencia de un partido revolucionario de masas, la oportunidad se perdió. El breve gobierno "socialista" de Carlos Dávila fue derrocado por el golpe de Estado de Arturo Alessandri en septiembre de 1932. Es interesante recalcar que los radicales, el partido "liberal" de la burguesía chilena, apoyó a Alessandri. De hecho, en los años 30, el Partido Radical fue controlado por una camarilla de terratenientes y grandes capitalistas.


El gobierno Dávila había proclamado la "República Socialista" en Chile, pero al no contar con el apoyo activo de las masas quedó suspendido en el aire. A veces un "pronunciamiento" es suficiente para llevar a cabo un cambio radical, sin romper con el orden burgués, pero la revolución socialista tiene que basarse en el movimiento consciente de la clase obrera. En este contexto, Adonis Sepúlveda comenta en su artículo sobre la historia del PSCh:


"El movimiento no se había sostenido en las masas, no se entregó armas al pueblo para defender el gobierno, no había un partido que vanguardizara la resolución de lucha de los trabajadores". (Socialismo chileno, mayo 1976, nº 1, el subrayado es nuestro).


La experiencia de estos acontecimientos convenció a los mejores luchadores de la clase obrera chilena de la necesidad urgente de un nuevo partido, un partido que realmente defendiera los intereses de la clase obrera, que no se basara ni en el reformismo socialdemócrata de la Segunda Internacional ni en la perversión estalinista de la Tercera, sino que había que volver a las auténticas ideas del marxismo-leninismo, del bolchevismo y la Revolución de Octubre. A esta iniciativa se sumaron también muchos cuadros del viejo POS, descontentos con la línea estalinista del PCCh.


Aquí sería conveniente resumir algunos de los puntos más sobresalientes de la vieja Declaración de Principios del PSCh.

Métodos de interpretación:
El Partido acepta como método de interpretación de la realidad el marxismo, enriquecido y rectificado por todos los aportes científicos del constante devenir social.


Luchas de Clases:
La actual organización capitalista divide a la sociedad humana en dos clases cada día más definidas. Una clase que se ha apropiado de los medios de producción y que los explota en su beneficio y otra clase que trabaja, que produce y que no tiene otro medio de vida que su salario. La necesidad de la clase trabajadora de conquistar su bienestar económico y el afán de la clase poseedora de conservar sus privilegios determinan la lucha entre estas clases.


El Estado:
La clase capitalista está representada por el Estado actual, que es un organismo de opresión de una clase sobre otra. Eliminadas las clases, debe desaparecer el carácter opresor del Estado, limitándose a guiar, armonizar y proteger las actividades de la sociedad.


Transformación del régimen:
El régimen de producción capitalista, basado en la propiedad privada de la tierra, de los instrumentos de producción, de cambio, de crédito y de transporte, debe necesariamente ser reemplazado por un régimen económico socialista en que dicha propiedad privada se transforme en colectiva.


Dictadura de los trabajadores:
Durante el proceso de transformación total del sistema es necesaria una dictadura de los trabajadores organizados.

La transformación evolutiva por medio del sistema democrático no es posible porque la clase dominante se ha organizado en cuerpos civiles armados y ha erigido su propia dictadura para mantener a los trabajadores en la miseria y en la ignorancia e impedir su emancipación.


Internacionalismo y antiimperialismo económico:
La doctrina socialista es de carácter internacional y exige una acción solidaria y coordinada de los trabajadores del mundo. Para realizar este postulado, el Partido Socialista propugnará la unidad económica y política de los pueblos de América Latina para llegar a la Federación de las Repúblicas Socialistas del Continente y a la creación de una política antiimperialista". (Socialismo chileno, pp. 15-16, el subrayado es nuestro).

Estos principios básicos se mantuvieron inscritos en el carné de cada militante del PSCh durante los primeros 25 años de su existencia.


A partir de la victoria de Hitler en Alemania, la política exterior de la burocracia rusa dio un nuevo giro. En un primer momento, Stalin intentó llegar a un acuerdo con Berlín, pero al fracasar lanzó una nueva política, basada en la idea de una alianza con "los países democráticos" (fundamentalmente con el imperialismo francés e inglés) en contra de Alemania. De la noche a la mañana, los partidos "comunistas" recibieron nuevas órdenes: acabar con la política anterior del "tercer período" y entrar en pactos y alianzas no sólo con los partidos socialdemócratas (que hasta ayer eran calificados de "socialfascistas"), sino también con los partidos "progresistas" de la burguesía, para atajar el peligro del fascismo.

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