martes, 9 de septiembre de 2008

La Democracia Cristiana

Como ejemplo muy claro de la debilidad de la burguesía chilena y de la creciente radicalización de la sociedad, tanto en el campo como en la ciudad, las elecciones de 1964 se redujeron a una pugna entre los democristianos, representados por Frei, y el FRAP, representado por Allende. Ambas partes lucharon bajo la bandera de una reforma radical de la sociedad chilena.


Los democristianos, los representantes más hábiles de los intereses de la oligarquía, utilizaron una demagogia muy "izquierdista" para ganar los votos de las masas pequeño-burguesas de la ciudad y, sobre todo, del campo. El campesinado, y la clase media en general, no es una clase homogénea, como lo son la clase obrera o la burguesía. Hay campesinos pobres, campesinos ricos y toda una serie de capas intermedias. En sus capas superiores, los campesinos se acercan a la burguesía, mientras que los campesinos pobres, los "inquilinos" y los "afuerinos", son los aliados naturales del proletariado. Partidos burgueses "liberales" como la Democracia Cristiana tienen su influencia entre las masas de campesinos y la clase media mediante las capas privilegiadas de dicha clase: los abogados, profesores, intelectuales, médicos y, por supuesto, los curas, los que "saben hablar bien", las "fuerzas vivas" de cada pueblo, ante los que el campesino se acostumbra desde pequeño a descubrirse, que a veces son capaces de emplear una verborrea muy radical, incluso "revolucionaria", con el fin de mantener su influencia entre las masas. Se presentan ante los campesinos y pequeños comerciantes como los "amigos del pueblo", los interlocutores entre el pueblo y las autoridades, los defensores de la gente pobre y humilde. Pero una vez elegidos, estos elementos acomodados se ponen inevitablemente al servicio del gran capital de la forma más servil. De hecho, ésta es su verdadera función: la de correa de transmisión entre los monopolistas y los grandes banqueros, por un lado, y las masas de la clase media, por otro. La utilidad de estos explotadores políticos de la clase media por el gran Capital depende de su capacidad para engañar y confundir a los millones de campesinos, pequeños comerciantes y obreros políticamente atrasados, mujeres, etc. La revolución socialista sólo es posible cuando el control asfixiante de los liberales y "democristianos" sobre la clase media y el campesinado se rompe. No obstante, la política totalmente antileninista del Partido "Comunista" de Chile se ha basado desde hace mucho tiempo en la necesidad de una alianza con estos enemigos viscerales del socialismo.


Como síntoma claro del fermento social y el descontento de las masas, baste recordar que el lema de la Democracia Cristiana en 1964 era ni más ni menos que "Revolución en libertad". Y efectivamente, las masas depositaron su confianza en Frei, que obtuvo la mayoría absoluta: un 56% de los 2,5 millones de votos. Los resultados de las elecciones al Congreso al año siguiente confirmaron el triunfo de la DC, que pasó de 23 escaños a 82. Por otra parte, los partidos de derechas sufrieron una derrota total. Todas las esperanzas de la mayoría de la población estaban puestas en la "Revolución en libertad": la reforma agraria y la chilenización de la economía.


La experiencia del gobierno Frei puso de relieve nuevamente la incapacidad de los liberales burgueses para llevar a cabo las tareas más urgentes de la revolución democrático-burguesa. Bajo Frei, el Estado obtuvo el control de un 51% de las acciones de las grandes compañías norteamericanas de cobre, pero esto en modo alguno eliminó el control sofocante del imperialismo estadounidense sobre la economía chilena. La reforma agraria avanzaba a paso de tortuga. Sus resultados están resumidos en las siguientes palabras:


"Desde el punto de vista cuantitativo, la acción del gobierno de la Democracia Cristiana favoreció, en lo que respecta a la distribución de la tierra, a unas 28.000 familias campesinas, que quedaron organizadas en asentamientos o cooperativas de reforma agraria en los 1.300 predios expropiados o destinados a la reforma agraria, y tenían una superficie global de 3,4 millones de hectáreas. Esto representaba el 13% del total de tierras cultivadas en Chile o el 14,5% de las tierras productivas, y los beneficiados constituían entre el 5 y el 10% de las familias campesinas sin tierra o con tierra insuficiente. La propia meta que se había fijado el gobierno demócrata-cristiano para su período de 6 años era dar acceso a la tierra a 100.000 familias campesinas, lo que significa que realizo 1/3 de su programa en este aspecto". (Chile-América nº 25-26-27, p. 26).


Otros aspectos del programa de Frei, como la intervención estatal en el sector bancario, quedaron sin cumplir. Las masas de obreros y campesinos habían pasado por la escuela de la DC y comprendieron lo que era: un fraude gigantesco. Lo que querían era una transformación profunda de la sociedad; lo que habían conseguido era la continuación del dominio imperialista y oligárquico bajo una fachada más "democrática". El verdadero papel de la DC, la defensora más fiel de la oligarquía, quedó demostrado en la represión brutal de obreros y campesinos. Entre las víctimas de la mina de El Salvador (el tercer yacimiento cuprífero, con 5.634 trabajadores) y Puerto Montt había más de 20 socialistas, asesinados por las "fuerzas del orden" del gobierno Frei.

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